miércoles, 3 de septiembre de 2014

Discurso de graduación 2013/2014

Queridos ahijados:

Hoy tengo una maravillosa oportunidad al hablarles el día de su graduación. Es para mí un honor estar aquí. Estoy muy feliz y agradezco a D--s poder compartir estas palabras con todos.
Recordar es volver a vivir.

Ustedes ya lo dijeron y, acertadamente, han colocado el nombre a la promoción con la que comienzan otra vez mirando al futuro. A lo largo de todos estos años de vida, lo que han estudiado, lo compartido y lo aprendido, deben constituir su principal equipaje, no se lleven nada de más… las cosas que nos pasan sólo se convierten en experiencia cuando hemos aprendido de ellas, a celebrar las alegrías y a no repetir los errores. Por eso hoy elegí hablarles de aquello que para mí vale la pena recordar y tomar en cuenta para la vida.

En su paso por el colegio, quienes hemos sido sus maestros y profesores quisimos darles herramientas para que puedan encontrar su espacio en el mundo. Hemos querido ir más allá de contenidos y conceptos de literatura, arte, historia y ciencias, que si bien cuando son aplicados permiten el desarrollo de la humanidad en todas las áreas, dejan un vacío cuando los conceptos no pasan de ser una colección de conocimientos. Allí, es cuando cobra significado la educación que más allá de ir cabeza a cabeza, va de corazón a corazón.

Muchachos para mí se aprende para hacer. En este momento Venezuela, y el mundo en general, requieren personas que además de ser profesionales elijan hacer el bien, personas que cuando puedan hacer algo incorrecto, algo que está mal, o cuando puedan no hacer nada, decidan por sí mismas en su lugar, hacer lo correcto, lo que es honesto y lo que corresponda, no sólo por cada uno, sino también por el prójimo. Al final todos estamos conectados. Recuerden entonces que el bien que se siembra hoy es la semilla que germinará mañana en cada una de nuestras vidas.

Yo sueño con un mejor país y un mundo donde además de querer avanzar más rápido que la velocidad de la luz, nos esforcemos también en conectar con el otro a esa misma rapidez, desde lo humano, en cada una de nuestras acciones, y donde a partir del respeto mutuo, la palabra y la buena voluntad sean las únicas armas requeridas para resolver los conflictos.

Comparto mi sueño con ustedes, mis alumnos, porque quiero que sepan que cada uno es esa semilla de cambio. El mundo que yo sueño no es utópico y comienza con querer ser mejores. En primer lugar ser mejores personas, que además de ser buenos en su oficio, en su carrera, sean responsables y decentes. Ser mejores personas es lo que nos prepara para ser mejores padres, ser mejores padres es lo que nos hace tener una mejor familia, una mejor sociedad, un mejor país. No olviden que cada uno puede cambiar al mundo con la transformación de sí mismo.

Todo siempre comenzó con un sueño. Todo lo que tenemos a nuestro alrededor comenzó mucho antes de existir en la cabeza de alguien que primero lo soñó.
Sean conscientes de que todos podemos soñar.

Ser joven significa tener un poder. El poder de hacer las cosas que uno sueña. El poder de hacer las cosas que uno quiere. Aquél que hace las cosas que sueña, sin importar la edad, siempre es joven.

A medida que transcurra la vida recuerden que tienen ese poder y que está en sus propias manos. Sean conscientes también de lo bendecidos que son con cada una de las razones que tienen, en este mismo momento, para sonreír. Ese ser conscientes del presente es también la llave que abre la puerta a la felicidad.

Muchas veces me preguntaron qué hacía una persona que estudió química dando clases en bachillerato. Yo estudié química porque me intrigaba saber cómo era que una sustancia se transformaba en otra, ¿por qué todo lo que nos rodea cambia? Además de estar cautivada con el sueño de los primeros químicos, los alquimistas, en su afán de convertir los metales comunes en oro.

Hoy puedo compartir con mis colegas y sentirme orgullosa de haber encontrado el lugar donde ocurre la verdadera transformación química. La conversión de un átomo en otro tiene la misma esencia que la conversión de una persona en otra diferente a la que es.

Nuestra esencia para crecer es el cambio, y eso ocurre frente a mis ojos cuando un joven es capaz de encontrar su propio brillo y transformar su luz en energía que sea útil para él y para quienes le rodean.

Ustedes, que hoy quieren crecer para convertirse en adultos, que buscan su camino e intentan labrar su independencia tienen ese poder de cambio. Consigan la luz dentro y hagan la alquimia.

A medida que crezcan en algún momento las cosas les parecerán difíciles y habrá incluso momentos en que pensaran que no pueden. A todos les digo: No duden de ustedes. Recuerden que tienen la ligereza de ser un principiante, menos seguro de las cosas, pero con la libertad para ser ustedes mismos. Sin engañarse ni engañar. Sigan a su corazón y confíen en su intuición, así encontraran las respuestas y trazaran el camino. Es el momento de ver hacía adelante muchachos, más allá de las paredes y de todo lo que está de frente a sus narices. No se dejen llevar por el desaliento ni escuchen a quién les diga “No puedes”. Sepan que no existen las limitaciones sino las mentes limitadas. Por más largo que sea el camino recuerden que no somos infalibles ni perfectos: somos seres humanos con virtudes, defectos y lo que nos hace grandes es aceptar con humildad que todos somos también aprendices y tenemos un camino por delante.

Para finalizar, les diré lo mismo que les diré a mis hijos:

Sean generosos con su amor porque es el ingrediente que le pone sabor a la vida y sean generosos con su tiempo, porque así es como se va construyendo, día a día, momento a momento, y es de esa manera como podemos hacer del campo uno fértil, para sembrar nuestras semillas y cosechar los frutos que queremos recoger. Recuerden que nada de lo verdaderamente valioso se consigue sin esfuerzo.

Sobre todo, hagan lo que hagan, no olviden a su país. Cuando reflexiono sobre Venezuela la comparo con un adolescente, como cualquiera de ustedes, como lo fuimos todos, como un aprendiz, inexperto para muchas cosas porque es joven y está en busca de las herramientas que necesita para crecer, para encontrar su identidad, a veces a tientas, a veces pidiendo ayuda, a veces sin saber cómo pedirla…

Éste momento es inédito en nuestra historia, pero también muy importante, parafraseando a Albert Einstein, cualquier crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche. Es en crisis donde nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Como país nuestra valía no se encuentra en las decisiones ni en las políticas de un gobierno. Está, precisamente, en cada uno de los ciudadanos que se levantan todos los días para trabajar, estudiar y dar siempre lo mejor de sí mismos. Esa es mi esperanza, y es mi deseo que también sean sus manos las que hagan y trabajen por la construcción de la Venezuela que todos soñamos…

Recordar es vivir. Así comencé a hablarles. Recuerden entonces que al final el ser humano no se pregunta acerca del significado de su vida. Es la vida quien le pregunta a él. Una pregunta que cada ser humano sólo puede responder a la vida con su propia vida.


Los quiero mucho, nunca los voy a olvidar, muchas gracias a todos por su atención…

Mariana Graterol
Caracas, 23 de Julio de 2014 (Días inolvidables y éste...)